jueves, 24 de abril de 2014

REPORTAJE REVISTA OSAKA




REPORTAJE REVISTA OSAKA
DOMINGO 3 DE ENERO DE 2010

DANZADOWN
BAILE
SIN
LÍMITE
maría albilla
texto
ouka leele
luis lópez araico
luismalibrán
fotos

EL COREÓGRAFO ELÍAS LAFUENTE CREÓ EN 2005
UN BALLET COMPUESTO POR JÓVENES CON
SÍNDROME DE DOWN. DESDE QUE EMPEZÓ CON
CUATRO CHAVALES, EL GRUPO NO HA
DEJADO DE CRECER Y, TRAS MUCHAS
SEMANAS DE ENSAYO, HAN SIDO CAPACES
DE INTERPRETAR PIEZAS CLÁSICAS TAN
IMPORTANTES COMO ‘LA BAYADERE’. LOS
CHICOS HAN LOGRADO CON SU ESFUERZO
CONVENCER A SU PÚBLICO DE QUE LA
DANZA ES UN ARTE UNIVERSAL QUE NO
SOLO RESPONDE A LA BELLEZA ESTÉTICA, SINO
TAMBIÉN A LA SENSIBILIDAD DE LOS BAILARINES
El escritor británicoWalter Pater
defendió en el siglo XIX, siguiendo
los postulados del esteticismo,
que el arte existe para
beneficio de su exclusiva belleza.
Pocas cosas hay más
bellas que la precisión y la fuerza de los movimientos
de la danza clásica, por la estética que
consigue, por la perfección que persigue, por la
emoción que transmite y el estremecimiento
que causa cuando, tras duras horas de práctica
y ensayo, pone el cierre a la función el caluroso
aplauso del exigente público. Cuando, además,
el ballet se convierte en sinónimo de superación
y de integración, el arte; la belleza, se sublima.
Por eso conmueve tanto ver a la Compañía
de baile de Elías Lafuente, un grupo formado
por 20 jóvenes con Síndrome de Down que
hacen de su pasión por la danza un modo de
vida a través del cual se desarrollan física y
psíquicamente.
Bajo el lema A tu lado yo puedo bailar, el coreógrafo
Elías Lafuente creó en el año 2005
una compañía profesional con estos jóvenes
«con otras capacidades». «Se les llama discapacitados,
pero eso no es verdad. Ellos poseen
cualidades muy especiales que no tenemos los
demás. Son, por ejemplo, muy generosos entre
ellos. Se apoyan mucho. Si uno se cae, los demás no se
lo piensan y van a ayudarle, no tienen
tanto sentido de la competitividad como
nosotros», cuenta Elías. Además, lo dan todo,
se entregan al 100 por 100 en cada ensayo, en
cada actuación. «No hay que olvidar que estos
chavales tienen problemas motores y que cada
uno puede ejecutar las posiciones en la medida
de sus posibilidades, pero puedes estar seguro
de que lo intentarán al máximo», apostilla el
coreógrafo.
A la entrega de estos artistas se unen cualidades
como la fidelidad, la lealtad, la disciplina,
la obediencia y, ante todo, una gran vocación
de artistas. «Es arte en estado puro», comenta
emocionado Elías. Es la belleza de unos movimientos
puros que transmiten sensaciones.
Parece mentira que un proyecto tan bonito
surgiera de un gesto tan amargo como es el
desprecio, la discriminación. Lafuente tenía
una academia de baile en Madrid a la que iban
niños normales. Un día, por mediación de una
amiga, llamó a su puerta Rosa.  Llevaba
de la mano a su hija Beatriz, una niña con Down
que ya había estado en otras escuelas. Para
Rosa era importante que su hija acudiera a estas clases. «Desde el principio pensé que serían
beneficiosas para el equilibrio, para que
aprendiera a moverse con elegancia», comenta.
Ella fue la primera, pero le siguieron más.
Inicialmente, varias amigas, después otros
compañeros de colegio, hasta que un día una
mamá intransigente le dio al profesor un ultimátum:
o los chavales con Síndrome de Down,
o nosotros. Elías no se lo pensó y apostó todo a
la misma carta. Desde ese día les forma en danza
Clásica, española y en teatro musical.
«Yo no podía dar una clase a las seis para
los de otras razas, a las siete para los de Madrid,
a las ocho a los de Down...», ironiza, «soy
Profesor y creo en la integración. Además, estoy
seguro de que es bueno para todos que se
vean, que se unan, que convivan y aprendan
los unos de los otros».
Aquel curso la academia de Elías Lafuente
se quedó con cuatro niños. En la actualidad
hay 57que van desde los seis años hasta los
50, aunque solo 22 (11 chicas y 11 chicos, que
la paridad está de moda) forman la compañía
como tal. El resto acude cada semana a las clases
y forma lo que denominan la cantera, es
decir, el grupo que pasará con el tiempo a la división
profesional.
En este ballet no hay primeros bailarines,
no hay distinciones, todos hacen el mismo papel.
Inculcarles el valor de colectivo es una de
las tareas de su profesor. «Para mí son todos
igual de buenos, no necesito que destaque ninguno
y la plantilla al completo domina todos
los bailes. En la danza no hay que ganar medallas,
solo aplausos. Es lo maravilloso que tiene
el arte», asevera.
Poco a poco el número de alumnos de Elías
fue incrementándose. Muchos de ellos acuden
al colegio María Corredentora y, con el tiempo,
actuaban en las fiestas del centro, hacían funciones
de fin de curso... hasta que decidieron
crear una compañía estable de danza. Entonces
se asociaron para poder dar una estructura
sólida al ballet y, desde ese momento, no han
dejado de hacer lo que más les gusta.

ELCORAJEDELASMADRESLas
madres de los chicos fueron las primeras en
apoyar esta iniciativa y ellas son las que se encargan de mover
cielo y tierra para buscar apoyo
institucional para cerrar actuaciones o para
conseguir el mejor atrezo. Además, hay que
contar con que muchos de estos chavales no
son autónomos y son las mamás quienes se encargan del ir y venir a los ensayos. Mientras
los jóvenes bailan en una de sus clases, Isabel,
Pilar, Julia ,Ana, Felicidad, Gabriela y Antonia la
abuela ye-ye, como dice ella entre risas, conversan
en el pasillos de la academia. Juntas comentan
las actuaciones, valoran los avances
de sus hijos y, sobre todo, se apoyan.
Ana, la madre de Laura, cuenta que su hija
Es muy celosa de su intimidad y que en casa se
cierra en su habitación para bailar. Mientras,
Julia les explica que Rubén está como loco con
su guitarra, que no para de tocarla en cuanto
tiene tiempo y Antonia está feliz cada vez que
lleva a Raúl al centro porque ve
encantado a su nieto. «Aquí tiene
grandes amigos; amigos de verdad.
Viene volao», apunta en el
transcurso de la conversación.
Cuando habla de lo bueno que es
para su chico bailar se emociona
y sus lágrimas son reales, son puro
sentimiento.
Rosa adora ver bailar a su hija y se siente
« ¡pues como todas las madres!, me entra una
Satisfacción enorme. En la última actuación
estuvieron geniales, ¡siempre están geniales!
», exclama mientras Lafuente enfatiza:
«Aquí si hay fallos pues los ves y punto. No somos
la ópera de París, ni falta que nos hace».
Lo importante es que sobre el escenario no
hay límites y nadie como las madres para saber
hasta dónde pueden llegar sus hijos. Ellas
mismas reconocen que los chavales pueden tener mucha más
autonomía de la que les dejan
y que cada día logran sorprenderlas.
Al curso 2008-2009 le puso la guinda un
espectáculo en el que la compañía escenificó
piezas de La Bayadere y El lago de los cisnes
en el repertorio clásico, pero con lo que más
disfrutaron los bailarines fue con una adaptación
que Lafuente les preparó de La bella y la
bestia. Con todas ellas consiguieron lo que muchas
veces los profesionales no hacen por lo
mecánico de sus movimientos: emocionaron a
sus familias, a sus educadores, a los amigos de
sus padres y, como se diría coloquialmente,
¡cautivaron hasta al apuntador!

RESPETO AL MAESTRO
Después
de la delicia que supone verlos ensayar, todos
rodean haciendo un semicírculo a su profesor.
No hay halagos suficientes para él. Con orgullo,
e incluso algo ruborizado, Elías escucha lo
que significa para sus alumnos.
«Elías baila de maravilla. Es un valiente
Que no tiene miedo a nada», comenta Felicidad,
Al tiempo que uno de los chicos le dice lo
Seguro que se siente a su lado. «Nos quiere
Mucho a todos lo alumnos», dice Ángel, otro
De los chicos.
«A mí me gusta mucho venir a bailar»,
Apunta Gabriela y Lorena añade que hasta
Cuando no tiene clase, ella lo que quiere es seguir
Bailando.
Todos ellos coinciden en que lo que más les
Gusta es la parte de teatro musical. Felicidad
Está deseando llegar a casa. «Mi madre me ha
Conseguido la película West Side Story y he invitado
a un amigo para verla juntos. Me gustan
mucho las escenas de amor», se explica con
desparpajo. Desde el punto de vista pedagógico,
la interpretación de este tipo de piezas es
estupenda para mejorar no solo su capacidad
motora, sino también para que se esfuercen en
el campo del lenguaje y la expresividad. «Tienen que poner
gran ahínco para escuchar la
música, hacer los gestos que la letra les sugiere
y, a la vez, seguir el ritmo de la música. Es una
actividad muy completa para su desarrollo»,
determina su admirado profesor.
La danza no es solo una de las actividades
que realizan estos chavales para ocupar su
tiempo de ocio, es una herramienta de integración
en la sociedad. «Dentro de unos días voy
a ver ¡Mamma mía!», resuena la voz de Feli.
«Yo también voy», chilla Laura y señala a otra
de sus compañeras, que las acompañará. Así
han creado un nutrido grupo de amigos que
comparten estudios, aficiones y retos, ¿qué diferencia
hay entonces entre ellas y los jóvenes
normales cuyas madres no quisieron dejarles
en el mismo grupo de trabajo?
Muchos de estos chicos, además de bailar,
desempeñan actividades profesionales remuneradas,
como es el caso de Irene. Ella es la mayor
del grupo, tiene 29 años, y cada mañana se
levanta como todo el mundo para ir a trabajar a
Telefónica. Raúl también trabaja en una empresa
que hace carpetas corporativas y Tania y
Pedro realizan diferentes talleres de cerámica,
pendientes, jardinería y, además, aprenden informática,
que la red de redes es para todos si
se usa bien.
A estos chicos les encantaría bailar durante
toda su vida, pero también tienen
otros sueños, como María que
quiere ser peluquera o cantante,
o Rubén que quiere ser profesor
en el colegio o, como esto del arte
le tira mucho, actor.
Elías escucha con semblante
amable, pero sin perder la autoridad,
los deseos de sus chicos. Él
se ilusiona con sus proyectos y, más aún con el
que él tiene en mente para ellos. El coreógrafo
quiere que la compañía sea mucho más que un
Ballet: pretende dar un trabajo real a los chicos
por lo que plantea, en un futuro, poder crear
un taller de artes escénicas.
«Me gustaría que todos ellos pudieran trabajar
y que aquí tuviéramos un servicio completo
que ofrecer con nuestro espectáculo. Así,
además de bailar, nosotros podríamos fabricar
los decorados necesarios a través de talleres
de marquetería y carpintería, e incluso hacer
los vestidos para las representaciones», cuenta.
Un proyecto ambiciosos que supondría una
Base muy sólida para que cada chaval fuera
Uno más en la sociedad.
Ajenos a lo que el futuro les deparará, al
fondo de la clase Pedro y María no dejan de hablar
y de reírse a carcajadas. Compañeros y
amigos, seguro que están comentado las incidencias
de una clase que ha sido especial.
Pedro, Bea, Felicidad, Irene, Tania, Gabriela,
Rubén, Laura, Raúl, Rodrigo, Lorena, Aída, María
y Guillermo, junto con los otros bailarines
que forman el ballet, pero que hoy no han acudido
al ensayo, son el mejor ejemplo de lo que
es el arte en estado puro. Sus movimientos son
emotivos, su entusiasmo máximo y sus ganas
por esforzarse para hacer las cosas lo mejor
posible son dignas de admiración.
Cuando retomen el curso académico empezarán  también los ensayos y,
Como profesionales que son,
Su mayor ilusión es volver a pisar
Fuerte y cuanto antes las tablas de un escenario.

LADANZACLÁSICA
APORTA A ESTOS
CHICOS SENTIDODEL
RITMO Y LES AYUDA A
SER ELEGANTES EN
LOSMOVIMIENTOS

ACUDIR A LA ACADEMIA
ES UNA FORMA DE
SOCIALIZACIÓN, PUES NO
SOLO SON COMPAÑEROS,
SINO TAMBIÉN
GRANDES AMIGOS
PÁGINAS ANTERIORES
1 Antes de salir al escenario
la ilusión y las
ganas de que sus
Padres, amigos y familiares
vean lo que han
aprendido puede a
cualquier situación de
nervios
2 Todos los alumnos
admiran a Elías
Lafuente, pues es el
profesor de lo que más
les gusta, el baile.
3 Escena final de ‘La
Bayadere’ de Minkus en
una de las actuaciones
del ballet. Aquí se aprecia
la técnica: pies en
primera posición o en
tendu y brazos en cuarta
o quinta posición.
4 Beatriz, flanqueada
por Raúl y Rubén en un
momento del ensayo.
5 Tania y Gabriela se
funden en un abrazo.
La sintonía entre ellas
es evidente.
1
1 Antes de salir al escenario
la ilusión y las
ganas de que sus
padres, amigos y familiares
vean lo que han
aprendido puede a
cualquier situación de
nervios.