REPORTAJE REVISTA OSAKA
DOMINGO 3 DE ENERO DE 2010
DANZADOWN
BAILE
SIN
LÍMITE
maría
albilla
texto
ouka
leele
luis
lópez araico
luismalibrán
fotos
EL
COREÓGRAFO ELÍAS LAFUENTE CREÓ EN 2005
UN
BALLET COMPUESTO POR JÓVENES CON
SÍNDROME
DE DOWN. DESDE QUE EMPEZÓ CON
CUATRO
CHAVALES, EL GRUPO NO HA
DEJADO
DE CRECER Y, TRAS MUCHAS
SEMANAS
DE ENSAYO, HAN SIDO CAPACES
DE
INTERPRETAR PIEZAS CLÁSICAS TAN
IMPORTANTES
COMO ‘LA BAYADERE’. LOS
CHICOS
HAN LOGRADO CON SU ESFUERZO
CONVENCER
A SU PÚBLICO DE QUE LA
DANZA ES
UN ARTE UNIVERSAL QUE NO
SOLO
RESPONDE A LA BELLEZA ESTÉTICA, SINO
TAMBIÉN A LA SENSIBILIDAD
DE LOS BAILARINES
El escritor británicoWalter Pater
defendió en
el siglo XIX, siguiendo
los
postulados del esteticismo,
que el arte
existe para
beneficio
de su exclusiva belleza.
Pocas cosas
hay más
bellas que
la precisión y la fuerza de los movimientos
de la danza
clásica, por la estética que
consigue,
por la perfección que persigue, por la
emoción que
transmite y el estremecimiento
que causa
cuando, tras duras horas de práctica
y ensayo,
pone el cierre a la función el caluroso
aplauso del
exigente público. Cuando, además,
el ballet
se convierte en sinónimo de superación
y de
integración, el arte; la belleza, se sublima.
Por eso
conmueve tanto ver a la Compañía
de baile de
Elías Lafuente, un grupo formado
por 20
jóvenes con Síndrome de Down que
hacen de su
pasión por la danza un modo de
vida a
través del cual se desarrollan física y
psíquicamente.
Bajo el
lema A tu lado yo puedo bailar, el coreógrafo
Elías
Lafuente creó en el año 2005
una
compañía profesional con estos jóvenes
«con otras
capacidades». «Se les llama discapacitados,
pero eso no
es verdad. Ellos poseen
cualidades
muy especiales que no tenemos los
demás. Son,
por ejemplo, muy generosos entre
ellos. Se
apoyan mucho. Si uno se cae, los demás no se
lo piensan
y van a ayudarle, no tienen
tanto
sentido de la competitividad como
nosotros»,
cuenta Elías. Además, lo dan todo,
se entregan
al 100 por 100 en cada ensayo, en
cada
actuación. «No hay que olvidar que estos
chavales
tienen problemas motores y que cada
uno puede
ejecutar las posiciones en la medida
de sus
posibilidades, pero puedes estar seguro
de que lo intentarán
al máximo», apostilla el
coreógrafo.
A la entrega
de estos artistas se unen cualidades
como la
fidelidad, la lealtad, la disciplina,
la
obediencia y, ante todo, una gran vocación
de
artistas. «Es arte en estado puro», comenta
emocionado
Elías. Es la belleza de unos movimientos
puros que
transmiten sensaciones.
Parece
mentira que un proyecto tan bonito
surgiera de
un gesto tan amargo como es el
desprecio,
la discriminación. Lafuente tenía
una
academia de baile en Madrid a la que iban
niños normales.
Un día, por mediación de una
amiga,
llamó a su puerta Rosa. Llevaba
de la mano a
su hija Beatriz, una niña con Down
que ya
había estado en otras escuelas. Para
Rosa era
importante que su hija acudiera a estas clases. «Desde el principio pensé que
serían
beneficiosas
para el equilibrio, para que
aprendiera
a moverse con elegancia», comenta.
Ella fue la
primera, pero le siguieron más.
Inicialmente,
varias amigas, después otros
compañeros
de colegio, hasta que un día una
mamá
intransigente le dio al profesor un ultimátum:
o los
chavales con Síndrome de Down,
o nosotros.
Elías no se lo pensó y apostó todo a
la misma carta.
Desde ese día les forma en danza
Clásica,
española y en teatro musical.
«Yo no podía
dar una clase a las seis para
los de
otras razas, a las siete para los de Madrid,
a las ocho
a los de Down...», ironiza, «soy
Profesor y
creo en la integración. Además, estoy
seguro de
que es bueno para todos que se
vean, que
se unan, que convivan y aprendan
los unos de
los otros».
Aquel curso
la academia de Elías Lafuente
se quedó
con cuatro niños. En la actualidad
hay 57que van
desde los seis años hasta los
50, aunque
solo 22 (11 chicas y 11 chicos, que
la paridad
está de moda) forman la compañía
como tal.
El resto acude cada semana a las clases
y forma lo
que denominan la cantera, es
decir, el
grupo que pasará con el tiempo a la división
profesional.
En este
ballet no hay primeros bailarines,
no hay
distinciones, todos hacen el mismo papel.
Inculcarles
el valor de colectivo es una de
las tareas de
su profesor. «Para mí son todos
igual de
buenos, no necesito que destaque ninguno
y la plantilla
al completo domina todos
los bailes.
En la danza no hay que ganar medallas,
solo
aplausos. Es lo maravilloso que tiene
el arte»,
asevera.
Poco a poco
el número de alumnos de Elías
fue incrementándose.
Muchos de ellos acuden
al colegio María
Corredentora y, con el tiempo,
actuaban en
las fiestas del centro, hacían funciones
de fin de
curso... hasta que decidieron
crear una
compañía estable de danza. Entonces
se asociaron
para poder dar una estructura
sólida al
ballet y, desde ese momento, no han
dejado de
hacer lo que más les gusta.
ELCORAJEDELASMADRESLas
madres de
los chicos fueron las primeras en
apoyar esta
iniciativa y ellas son las que se encargan de mover
cielo y tierra
para buscar apoyo
institucional
para cerrar actuaciones o para
conseguir
el mejor atrezo. Además, hay que
contar con
que muchos de estos chavales no
son
autónomos y son las mamás quienes se encargan del ir y venir a los ensayos.
Mientras
los jóvenes
bailan en una de sus clases, Isabel,
Pilar,
Julia ,Ana, Felicidad, Gabriela y Antonia la
abuela
ye-ye, como dice ella entre risas, conversan
en el
pasillos de la academia. Juntas comentan
las
actuaciones, valoran los avances
de sus hijos
y, sobre todo, se apoyan.
Ana, la madre
de Laura, cuenta que su hija
Es muy celosa
de su intimidad y que en casa se
cierra en
su habitación para bailar. Mientras,
Julia les explica
que Rubén está como loco con
su
guitarra, que no para de tocarla en cuanto
tiene tiempo
y Antonia está feliz cada vez que
lleva a Raúl
al centro porque ve
encantado a
su nieto. «Aquí tiene
grandes
amigos; amigos de verdad.
Viene volao»,
apunta en el
transcurso
de la conversación.
Cuando
habla de lo bueno que es
para su
chico bailar se emociona
y sus
lágrimas son reales, son puro
sentimiento.
Rosa adora ver
bailar a su hija y se siente
« ¡pues
como todas las madres!, me entra una
Satisfacción
enorme. En la última actuación
estuvieron
geniales, ¡siempre están geniales!
», exclama
mientras Lafuente enfatiza:
«Aquí si
hay fallos pues los ves y punto. No somos
la ópera de
París, ni falta que nos hace».
Lo
importante es que sobre el escenario no
hay límites
y nadie como las madres para saber
hasta dónde
pueden llegar sus hijos. Ellas
mismas reconocen
que los chavales pueden tener mucha más
autonomía
de la que les dejan
y que cada
día logran sorprenderlas.
Al curso
2008-2009 le puso la guinda un
espectáculo
en el que la compañía escenificó
piezas de
La Bayadere y El lago de los cisnes
en el repertorio
clásico, pero con lo que más
disfrutaron
los bailarines fue con una adaptación
que
Lafuente les preparó de La bella y la
bestia. Con
todas ellas consiguieron lo que muchas
veces los
profesionales no hacen por lo
mecánico de
sus movimientos: emocionaron a
sus
familias, a sus educadores, a los amigos de
sus padres
y, como se diría coloquialmente,
¡cautivaron
hasta al apuntador!
RESPETO AL
MAESTRO
Después
de la
delicia que supone verlos ensayar, todos
rodean
haciendo un semicírculo a su profesor.
No hay
halagos suficientes para él. Con orgullo,
e incluso
algo ruborizado, Elías escucha lo
que
significa para sus alumnos.
«Elías
baila de maravilla. Es un valiente
Que no
tiene miedo a nada», comenta Felicidad,
Al tiempo
que uno de los chicos le dice lo
Seguro que
se siente a su lado. «Nos quiere
Mucho a
todos lo alumnos», dice Ángel, otro
De los
chicos.
«A mí me
gusta mucho venir a bailar»,
Apunta
Gabriela y Lorena añade que hasta
Cuando no tiene
clase, ella lo que quiere es seguir
Bailando.
Todos ellos
coinciden en que lo que más les
Gusta es la
parte de teatro musical. Felicidad
Está
deseando llegar a casa. «Mi madre me ha
Conseguido
la película West Side Story y he invitado
a un amigo
para verla juntos. Me gustan
mucho las
escenas de amor», se explica con
desparpajo.
Desde el punto de vista pedagógico,
la
interpretación de este tipo de piezas es
estupenda
para mejorar no solo su capacidad
motora,
sino también para que se esfuercen en
el campo
del lenguaje y la expresividad. «Tienen que poner
gran ahínco
para escuchar la
música,
hacer los gestos que la letra les sugiere
y, a la
vez, seguir el ritmo de la música. Es una
actividad muy
completa para su desarrollo»,
determina
su admirado profesor.
La danza no
es solo una de las actividades
que
realizan estos chavales para ocupar su
tiempo de
ocio, es una herramienta de integración
en la
sociedad. «Dentro de unos días voy
a ver ¡Mamma
mía!», resuena la voz de Feli.
«Yo también
voy», chilla Laura y señala a otra
de sus
compañeras, que las acompañará. Así
han creado un
nutrido grupo de amigos que
comparten
estudios, aficiones y retos, ¿qué diferencia
hay entonces
entre ellas y los jóvenes
normales
cuyas madres no quisieron dejarles
en el mismo
grupo de trabajo?
Muchos de
estos chicos, además de bailar,
desempeñan actividades
profesionales remuneradas,
como es el
caso de Irene. Ella es la mayor
del grupo,
tiene 29 años, y cada mañana se
levanta como
todo el mundo para ir a trabajar a
Telefónica.
Raúl también trabaja en una empresa
que hace
carpetas corporativas y Tania y
Pedro
realizan diferentes talleres de cerámica,
pendientes,
jardinería y, además, aprenden informática,
que la red de
redes es para todos si
se usa bien.
A estos
chicos les encantaría bailar durante
toda su vida,
pero también tienen
otros
sueños, como María que
quiere ser
peluquera o cantante,
o Rubén que
quiere ser profesor
en el
colegio o, como esto del arte
le tira mucho,
actor.
Elías
escucha con semblante
amable,
pero sin perder la autoridad,
los deseos
de sus chicos. Él
se ilusiona
con sus proyectos y, más aún con el
que él
tiene en mente para ellos. El coreógrafo
quiere que
la compañía sea mucho más que un
Ballet:
pretende dar un trabajo real a los chicos
por lo que
plantea, en un futuro, poder crear
un taller
de artes escénicas.
«Me
gustaría que todos ellos pudieran trabajar
y que aquí
tuviéramos un servicio completo
que ofrecer
con nuestro espectáculo. Así,
además de
bailar, nosotros podríamos fabricar
los
decorados necesarios a través de talleres
de marquetería
y carpintería, e incluso hacer
los
vestidos para las representaciones», cuenta.
Un proyecto
ambiciosos que supondría una
Base muy
sólida para que cada chaval fuera
Uno más en
la sociedad.
Ajenos a lo
que el futuro les deparará, al
fondo de la
clase Pedro y María no dejan de hablar
y de reírse
a carcajadas. Compañeros y
amigos,
seguro que están comentado las incidencias
de una
clase que ha sido especial.
Pedro, Bea,
Felicidad, Irene, Tania, Gabriela,
Rubén,
Laura, Raúl, Rodrigo, Lorena, Aída, María
y
Guillermo, junto con los otros bailarines
que forman el
ballet, pero que hoy no han acudido
al ensayo,
son el mejor ejemplo de lo que
es el arte
en estado puro. Sus movimientos son
emotivos,
su entusiasmo máximo y sus ganas
por
esforzarse para hacer las cosas lo mejor
posible son
dignas de admiración.
Cuando
retomen el curso académico empezarán también
los ensayos y,
Como profesionales
que son,
Su mayor
ilusión es volver a pisar
Fuerte y cuanto
antes las tablas de un escenario.
LADANZACLÁSICA
APORTA
A ESTOS
CHICOS
SENTIDODEL
RITMO
Y LES AYUDA A
SER
ELEGANTES EN
LOSMOVIMIENTOS
ACUDIR
A LA ACADEMIA
ES
UNA FORMA DE
SOCIALIZACIÓN,
PUES NO
SOLO
SON COMPAÑEROS,
SINO
TAMBIÉN
GRANDES
AMIGOS
PÁGINAS
ANTERIORES
1 Antes de salir al
escenario
la ilusión y las
ganas de que sus
Padres, amigos y familiares
vean lo que han
aprendido puede a
cualquier situación de
nervios
2 Todos los alumnos
admiran a Elías
Lafuente, pues es el
profesor de lo que más
les gusta, el baile.
3 Escena final de ‘La
Bayadere’ de Minkus en
una de las actuaciones
del ballet. Aquí se aprecia
la técnica: pies en
primera posición o en
tendu y brazos en cuarta
o quinta posición.
4 Beatriz, flanqueada
por Raúl y Rubén en un
momento del ensayo.
5 Tania y Gabriela se
funden en un abrazo.
La sintonía entre ellas
es evidente.
1
1 Antes de salir al
escenario
la ilusión y las
ganas de que sus
padres, amigos y familiares
vean lo que han
aprendido puede a
cualquier situación de
nervios.